Confesamos
ante el mundo que acerca de Dios, su Palabra, el hombre y el estado eterno
creemos lo siguiente:
Dios
existe eternamente --en tres Personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu
Santo)-- por su propio poder, siendo él la causa y Creador de todas
las cosas y el ser humano la gloria de su obra de creación.
El es Espíritu y requiere que todo hombre le adore a él,
siendo sólo capaz de rendirle tal tributo y honor aquellos quienes
por fe se acercan a él mediante la sangre de su Hijo Jesucristo
bajo cuyo poder ha colocado todas las cosas en todos los siglos. Referencias
bíblicas
Dios
juzgará a todo humano no por los méritos que cada
criatura alegue poseer ante él sino en base a su condición
espiritual que, en lo más básico, sólo puede ser una
de dos, a saber: 1. Poseedor de vida eterna por la fe en el Señor
y Salvador Jesucristo, su sangre expiatoria del nuevo pacto
derramada en la cruz por su iglesia y la obra regeneradora del
Espíritu de Dios quien le comunicó dicha fe según
el propósito
eterno del Padre por su gracia; o, 2. Ajeno a la vida
eterna
-antes descrita- por causa del pecado y la dureza del corazón,
merecedor del más severo castigo eterno por causa de su
rebeldía contra Dios. Referencias
bíblicas
Dios
habla al hombre a través de la Biblia, que no es otra
cosa que su Palabra eterna comunicada a los seres humanos a
través de los siglos mediante sus siervos que hablaron y
escribieron bajo la inspiración de Su propio Espíritu. La
Biblia es,
por tanto, fuente confiable, final y autoritativa en la totalidad
de su contenido, siendo ella la base sobre la cual conocemos
toda verdad espiritual y, así, todo lo que Dios requiere espiritual
y moralmente de cada humano. Referencias
bíblicas
El
ser humano fue hecho por Dios en Su propia semejanza,
mas, por causa de su pecado, vino a estar totalmente separado
de Dios y así sujeto a la más severa condena de Dios. Por
más
que el hombre intente hacer lo que a su propio juicio sea de beneficio
espiritual personal, nada, pero nada, le devolverá la
vida espiritual perdida en el Edén a no ser que sea la obra
regeneradora del Espíritu mediante la fe en Cristo. Aunque
Dios
requiere de todo humano la obediencia y sumisión, sólo pueden
acercársele quienes en verdadera fe vienen a él confesando
su
pecado, creyendo y descansando plenamente en la redención
que sólo hay en la sangre de Jesucristo. Referencias
bíblicas
Por
ser hecho a la semejanza de Dios, el ser humano es
eterno y, después de la muerte y el juicio, pasará la eternidad
o
en el infierno o en el cielo, según haya sido su relación
a Dios
en el momento en que partió de la vida aquí. Ante la realidad
de
que este mundo se pasará --de eso no tenga la menor duda-- y
que después vendrá el juicio ante Dios, todo ser humano deberá
buscar de Dios mientras puede ser hallado, pues, sólo en él
tendrá la verdadera esperanza de vivir la eternidad en el cielo
donde mora el Cordero de Dios, Jesucristo, rodeado de todos
sus ángeles y redimidos de esta tierra. Referencias
bíblicas
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