Prólogo del autor: Si leyó nuestro estudio introductorio a esta sección de "Estudios Bíblicos Expositivos" -si no lo leyó, le recomendamos que pase allá para su provecho- habrá podido apreciar que en VGC creemos que la Palabra de Dios, la santa Biblia, es la única fuente de conocimiento de la verdad de Dios... es el único fundamento para la fe del creyente individual así como del cuerpo de Cristo, la iglesia que él compró con su sangre. Y, si bien todo profesional estudia y se familiariza con la materia didáctica propia de su profesión para así afinar su mejor desempeño en la misma, ¡cuánto más no ha de familiarizarse el cristiano con la Palabra de Dios que ha sido dada para que le conozcamos a él y sepamos cómo obedecer y agradarle en todo! Cuando hablamos de conocer la Palabra de Dios, hallamos que el evangelio está en el mismo corazón de esa Palabra. Y, ese evangelio que hoy anunciamos es el evangelio de la gracia que centra su obra en la persona de Cristo, especificamente su muerte, sepultura, resurrección (1 Corintios 15:3,4) y ascensión al cielo desde donde reina sobre toda su creación (Efesios 1:20-22). Es éste el evangelio del nuevo pacto que Cristo estableció al morir en aquella cruz en el Gólgota. Sobre este tema en particular le invitamos a leer nuestro libro "Esta Copa es el Nuevo Pacto en mi Sangre" en nuestra sección de libros. También abordamos el tema en nuestra introducción a "Confesiones". Nuestro mayor empeño en VGC es levantar en alto el evangelio de Cristo. Tal como dijo el apóstol Pablo, nosotros tampoco "nos avergonzamos del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1:16). Y, comunicar a los seres humanos el evangelio no se logra sólo por mentar el término "evangelio"; es imperativo que enseñemos el evangelio que está encerrado en la Palabra de Dios, a saber: el evangelio de gracia en Cristo mediante su sangre derramada del nuevo pacto. Cada uno de esos calificativos son bíblicos y entre sí tienen gran significación. ¿Qué tiene que ver ésto con Gálatas?
Es precisamente este libro, más que cualquier otro del Nuevo
Testamento, el que trata específicamente ese problema que la iglesia de
Cristo ya enfrentaba en aquellos días, a saber: la de los judaizantes que
procuraban desviar a los creyentes en Cristo, a como diera lugar, hacia
una perversión del genuino evangelio de la gracia -el cual descansa sobre
el nuevo pacto en la sangre de Cristo- en la que partes de la antigua ley
mosaica eran agregadas a la ley de Cristo con tal de "agradar más y mejor"
a Dios y, más particularmente, para "completar su salvación" (Hechos
15:1). Este problema era tan serio que Pablo llega a pronunciar maldición sobre quienes así procuraban pervertir a la iglesia de Cristo, así fuere un ángel del cielo (Gálatas 1:8). Él también se incluye entre los posibles maldecidos si es que cambiara luego su mensaje de manera acomodaticia a los judaizantes... al legalismo. Este era un problema serio en aquellos días, y lo sigue siendo en el día de hoy, aunque usted no lo crea. Hace muchos años que venimos observando cómo hombres buenos y con sinceras intenciones se dan a la tarea de predicar los libros de la Biblia, entre ellos el libro de Gálatas, con el fin de ayudar a los creyentes que oyen. Sin embargo, no ayuda a la fe de un cristiano cuando las advertencias que ofrece Gálatas sobre el grave peligro de mezclar la nueva "ley de Cristo" con la vieja "ley del pacto antiguo" se presentan como si sólo se tratara de pecado común, ordinario de la carne sin referencia a que esas obras de la carne son especificamente aquellos esfuerzos hechos con el fin de obedecer la ley de los diez mandamientos, el pacto antiguo. Si bien es cierto que en la Biblia las "buenas obras" de por sí son vistas como pecado si no son hechas por un cristiano "en el nombre de" y "a la gloria" de Dios, las "obras de la carne" de Gálatas no son en referencia a éstas, sino aquellos esfuerzos hechos en la carne con el fin de implementar requerimientos de la ley mosaica, los diez mandamientos... ley que por la muerte de Cristo y su sangre del nuevo pacto caducó para dar lugar a un "mejor pacto con mejores promesas" (Hebreos 8:6). Peor aún es cuando este errado
conocimiento del porqué del libro de Gálatas da lugar a la alteración
clara y específica de sus advertencias mediante el hacer caso omiso a lo
que enseña, introduciendo en su lugar interpretaciones particulares de
quien enseña... interpretaciones acomodaticias a puntos de vista
doctrinales ya aprendidos bajo la influencia de tal o cual autor humano o
grupo denominacional, pero no necesariamente ajustadas a las declaraciones
bíblicas. Esto no sólo es un acto temerario ante Dios sino que
coloca a quien así obra bajo la maldición de estar enseñando otro
evangelio que no es el verdadero evangelio (Gálatas 1:6,7) ya sea que lo
haga a sabiendas o no. El error doctrinal no se determina en base a la intención de quien enseña de manera equívoca sino del hecho de que se enseña contrario a lo que la Biblia dice. Debemos recordar con gran humildad que Pablo "pensaba que servía a Dios" cuando perseguía a la iglesia en sus tiempos de religión celosa previos a su conversión a Cristo (1 Timoteo 1:13). Un sencillo ejemplo de ésto se ve
cuando en el capítulo 3:24 y 25, en vez de citar y enseñar correctamente a
los oyentes, a saber, "De manera que la ley ha sido nuestro
ayo hacia Cristo" El deseo de que pecadores vengan a Cristo en pos de vida eterna es loable; es, de hecho, el deseo de todo verdadero siervo de Dios. Sin embargo, predicar "la ley" como si fuera hoy el "ayo que lleva" a los pecadores a Cristo no es sólo una negación de la obra convencedora del Espíritu de Dios sino un abierto rechazo de las palabras citadas arriba, a saber: "la ley ha sido nuestro ayo". Si la Biblia lo afirma de una manera, ¿por qué insistir en contravenir lo escrito por el Espíritu Santo? Aunque llegaremos a la exposición
de este pasaje en su tiempo, hemos señalado este ejemplo con el fin de
mostrar el claro y fuerte énfasis de Pablo en el sentido de que el
evangelio de Cristo es algo nuevo, obrado en y por Cristo. Si el
"ayo" Recuerdo haber leído las palabras -ya hace unos cuantos años- de un muy conocido escritor y ministro de tradición reformada en el sentido de que la única provisión que Dios ha dado a su iglesia para la santificación es la constante y fiel predicación de los diez mandamientos. Así mostró su rechazo, o cuanto menos, su desconocimiento de importantes verdades bíblicas halladas en el nuevo pacto, entre ellas el texto ya citado. Los diez mandamientos, el pacto antiguo, no son para el creyente, ni pueden ser, santificación. Sólo Cristo Jesús nos es hecho santificación. De hecho, cabe señalar que esa ley del pacto tampoco santificaba al creyente judío... sólo mostraba su pecado y aseguraba su muerte por causa de su pecado... "por la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20). Nosotros aceptamos el dictamen bíblico de que el único evangelio de vida en Cristo está centrado en su obra en la cruz mediante la cual derramó su "sangre del nuevo pacto". Creemos que si hemos de anunciar el evangelio regenerador a un mundo de humanos perdidos y muertos en sus pecados, tiene que ser el evangelio que Dios señala como el verdadero, no aquel que es una "perversión" (Gálatas 1:7), aunque hoy día sea diseminado por muchos que pretenden unir en uno la ley de Moisés y la ley de Cristo. Nuestra meta al presentar esta serie de estudios sobre el libro de Gálatas es ésta: que el lector pueda conocer, a través de la misma Biblia, cuál es el verdadero evangelio y cuál es el evangelio pervertido de tal manera que su fe llegue a estar fundamentada sobre el verdadero evangelio de la gracia de Dios en su Hijo Jesucristo y su sangre del nuevo pacto. En el "mundo evangélico" siempre
ha habido y siempre habrá diversos errores en la enseñanza de lo que
supuestamente es la verdad del evangelio. Muchas veces es por
ignorancia, otras es a sabiendas. Todos los errores pueden ser
mostrados como tal y corregidos al estudiar numerosos textos bíblicos
diseminados a través de la Biblia y que atañen al tema doctrinal
particular. Sin embargo, el grave error del
judaizante, a saber, el querer mantener vigente la ley del antiguo pacto
como si formara parte de un supuesto "pacto eterno", ha merecido de parte
de Dios no sólo múltiples textos aclaratorios a través de las Escrituras
sino un libro completo cuyo contenido combate dicho error por ser éste
"otro evangelio". No debemos perder de vista tal hecho. Dios
le ha dado gran importancia a la imperante necesidad de mostrar el
legalismo -o el "judaizantismo"- por lo que es: "otro evangelio".
Ya que nuestro sitio en la red internet, VGC, tiene como meta la divulgación del evangelio de Cristo, y dado el caso de que al presente se disemina cada vez más el error que el libro de Gálatas combate, creemos que éste sea un libro clave para dar inicio a nuestra columna de "Estudios Bíblicos Expositivos". En VGC creemos firmemente que el verdadero evangelio enseñado en la Biblia es el evangelio del nuevo pacto en Cristo. Es el evangelio de las buenas nuevas de que la sangre de Cristo ha obtenido la libertad de la condenación de la ley para todo ese enorme pueblo escogido de Dios. Y es la epístola de Gálatas la que, más que cualquier otra carta de Pablo, aclara al pueblo de Dios cuál es el verdadero evangelio en el que ha de vivir y cuál es aquel "evangelio pervertido" que debe evadir. Aunque somos inferiores al apóstol Pablo, y "poco competentes como para pensar altamente de nosotros mismos", afirmamos, al igual que él, que Dios "nos capacitó como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu, porque la letra mata, pero el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria... ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? (2 Corintios 3:5-8). Entienda el lector que Dios no tiene "ministros de la letra"(ley) y "ministros del nuevo pacto"... sus ministros son sólo aquellos que anuncian el evangelio del nuevo pacto. Sobre los demás ya Pablo habló en Gálatas al decir que "pervierten el evangelio". Alguien dirá: "esas son palabras serias". Y respondemos: "¡claro que sí!". Pablo no titubeó ni un solo segundo en llamar las cosas según lo que eran (y según son hoy). Lo hizo con amor, con mansedumbre; pero, lo hizo. En VGC queremos ser fieles a Dios en la proclamación del evangelio de gracia en Cristo que él obró mediante su sangre del nuevo pacto. Hacia esa meta se encamina nuestro estudio de la epístola de Gálatas. Oramos a Dios que él use estos estudios para ayudarle a usted a conocer y entender el verdadero evangelio de Cristo, el evangelio de la gracia, el evangelio del reino de Dios. Oramos, también, que Dios abra los "ojos del corazón" a muchos maestros de la Palabra que habrán de considerar estas páginas de estudio. Sabemos, sin lugar a duda, que hay muchos siervos de Dios que están "momentaneamente ciegos" ante la verdad de la enseñanza del libro de Gálatas. No siempre conocíamos como hoy conocemos estas verdades. Dios es misericordioso, y abre los ojos espirituales a muchos de sus hijos. Oramos que este estudio sea usado por Dios hacia ese mismo fin. Aunque han conocido a Cristo mediante la fe, aún permanecen vendados los ojos de muchos ante la realidad bíblica de que el pacto nuevo en Cristo reemplazó el antiguo pacto mosaico. El deseo de nuestro corazón es que estas páginas sean usadas a través de hispanoamérica para despertar poderosos maestros y predicadores del evangelio de la gracia, a saber, el evangelio que procede de la sangre de Cristo del nuevo pacto. Sólo así se ampliará la diseminación del genuino evangelio bíblico a los millones que ahora mismo están en tinieblas de pecado. A
continuación le ofrecemos un índice de cada sección de este estudio que ya
está en línea. A la medida que se complete otra sección, su título
aparecerá abajo. Tome nota de que en los enlaces al calce de cada estudio,
el término 'Capítulo' se refiere al capítulo del estudio y no al capítulo
en Gálatas.
Toda cita bíblica se tomará de la revisión de la Biblia del 1977,
publicada por la Sociedad Bíblica
Internacional. Referencias a 'Capítulos' en el texto de los enlaces se refiere al
# del capítulo del estudio, y no el Capítulo de la Epístola a los
Gálatas. Autor de este estudio - David M. Surpless
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